conversando con un pasajero en un automóvil, según un nuevo estudio
realizado por Frank Drews, David Strayer y Monisha Pasupathi,
psicólogos de la Universidad de Utah.
En el estudio se utilizó un sofisticado simulador de conducción. Y se
ratificó algo a lo que investigaciones anteriores ya señalaban: Cuando
los conductores hablan a través de un teléfono móvil, tienen una mayor
tendencia a salirse de su carril y a pasar de largo por las salidas de
la autopista que debían coger, en comparación con los conductores que
conversan con un pasajero.
Se puede decir que el pasajero, aparte de callarse para no distraer al
conductor cuando se produce una situación que lo requiere, añade un
segundo par de ojos, y ayuda al conductor a circular y a recordar qué
desvíos hay que tomar.
Los estudios anteriores realizados por Strayer y Drews han desvelado
que hablar a través de un teléfono móvil en la modalidad de Manos
Libres distrae tanto como hacerlo del modo convencional, porque la
propia conversación es la distracción más grande. Ellos también han
demostrado que cuando los adultos jóvenes hablan a través del móvil
mientras están al volante, sus tiempos de reacción se vuelven tan
lentos como los de los ancianos, y que los conductores que hablan por
el móvil se comportan con la misma torpeza que los sujetos con un 0,08
por ciento de nivel de alcohol en sangre, el nivel que define la
situación de conducción bajo embriaguez en la mayoría de los estados
en EE.UU., así como en otros países.
La diferencia crucial entre una conversación mediante teléfono móvil y
la conversación con un pasajero surge del hecho de que el pasajero
está en el vehículo y percibe las condiciones de tráfico de cada
momento, pudiendo además ayudar al conductor recordándole dónde tomar
un desvío y avisándole de riesgos que se presenten.
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